3 ene 2012

Las cosas que tiene la vida.

No se ni cuándo ni por qué, no se cómo ni dónde, pero me enamoré. No entiendo esas mariposas cada vez que me dices algo, esa piel de gallina si me susurras y los pelos de punta con un roce. Las ganas de sentirte y de tenerte, las ansias por besarte y el echarte de menos al minuto de haberme despedido de ti. Ir corriendo y mirar por la ventana cómo te vas, no me gustan nada las despedidas. Desear el próximo día en que tus labios y los míos sean presos. Y recordar todo lo vivido juntos y reír sin parar por tus tonterías, y reír sobre todo por lo ridícula que es la situación en que me río con ganas hasta con tus chistes malos. Y saber que eso es lo que buscas, hacerme sonreír. No entiendo ese miedo que tengo a estropearlo todo cuando te digo una palabra más alta que la otra o cuando peleamos, o cuando mencionamos ese incómodo tema del que no queríamos hablar. No entiendo el amor, tampoco entiendo por qué te quiero tanto. Las cosas que tiene la vida. Es una ciencia extraña que no entiende de números ni expresiones algebraicas, sólo de sentimientos. Sólo de amor. Sólo de celos, gritos, llantos, peleas, reconciliaciones, sonrisas, desesperación... Algo que te hace ser bipolar y que te mata pero a la vez te encanta, te sacia. Es como una droga. No entiendo cómo el destino te hizo caer justo en mi camino, supongo, las cosas que tiene la vida.