19 feb 2013

No es lo mismo sentir e imaginar

No es lo mismo escribir cosas bonitas por querer escribirlas en tu blog para que quede bonito. Eso se nota cuando sientes lo que escribes. No es lo mismo imaginar que sentir esas cosquillas en el estómago cuando la persona a la que amas te mira o te sonríe. No es lo mismo saber con certeza que estás enamorada a imaginarlo de nuevo. Es muy distinto imaginar las sensaciones a vivirlas. Vivir cómo usas cualquier excusa para hablarle al oído, cualquier excusa para mirarlo y llamar la atención, para que él también te dirija su mirada. No es lo mismo cuando deseas con todas tus fuerzas volverlo a besar y te cuesta creer aún haber obtenido uno de sus besos y sentirlos a la misma vez, y no parar de pensar en él ni un mísero segundo, que no pase una hora, ¿una hora? Que no pasen ni 30 minutos en los que no pienses en él y el corazón te de retumbos y se te ponga como una moto. No hay ni punto de comparación entre imaginar o creer saber la sensación de preocuparse por tan mínima e insignificante cosa cuando piensas que está extraño, y te das cuenta que son cosas tuyas, pero aún así no deja de pasarte lo mismo, por simple preocupación. Lo más impresionante, que desees tener una clase y que se te pase fugaz porque él está en ella, en tu misma clase y justo detrás de ti, vigilando o no cada gesto que haces, o eso te esperas. Algunas personas pueden pensar que es una exageración todo esto, yo también lo creía. Creía incluso, en los peores extremos, que el amor era una enfermedad mental que se curaba con el matrimonio. Y, si es así, estoy tan enferma que rozo el borde de la muerte pero, no quiero cura. Me gusta, no, me encanta esta sensación y este sentimiento tóxico. ¿Enamorada? Ciertamente, no sé si esa es la palabra, porque nunca lo he estado, o al menos eso creo. Ahora lo pongo en duda, simplemente por no saber lo que ese sentimiento abarca. Me gusta la sensación, pero a la misma vez me da miedo. Miedo, por poder sufrir. Nunca lo voy a poder saber si no me lanzo a la piscina. Como dice una amiga mía, si te lanzas a la piscina y está vacía, puedes recibir un golpe mortal pero, ¿y si está llena? Puedes divertirte. Como decía, tampoco es lo mismo escribir en una novela que ese chico ideal para ti sólo te ve como un cuerpo bonito, que sentirlo en tus propias carnes, y que te mueras por vivir cada momento, cada segundo con él. Que te vayas fuera de tu país para hacer un proyecto, y una de las cosas que más te motiven sean estar con él, esperando que dicho proyecto no coincida con algún otro. Cuando sentías sus labios, y su respiración, y su tacto, y su abrazo, sus manos tibias dándote calor. Todo eso con experiencias únicas e irrepetibles, no son como imaginarlas, hay que vivirlas.